El Miércoles pasado estaba tranquilamente en Fitur pidiendo un café y una magdalena cuando me llevo la grata sorpresa de que por obra y gracia del espíritu santo el precio de esto son 8€. Como no puede ser de otra forma, religiosamente pago el desayuno y me quedo un momento pensando en la mesa mientras degusto tan suculento manjar.
Hacer llegar el desayuno hasta mi mesa será muy costoso, dado que habrá una presión muy fuerte de alquiler, gastos de personal, el propio producto…, ¿Pero 8 euros?. Al final todo lo termino llevando al sector turístico y a la parte del viaje, como los precios oscilan, como Ryanair apreta el precio según el número de veces que un vuelo es buscado, como detectan tus cookies y puede jugar contigo a su antojo o el palo que te meten si reservas un hotel en Madrid de un día para otro. ¿No nos estamos volviendo locos con este tema?. Es algo parecido como ir dos días seguidos al concesionario y que el coche valga un precio diferente dependiendo de la hora del día o si ya te conocen de vista el vendedor.
Hay que saber diferenciar entre lo que es la distribución de producto turístico pura y dura, y otra cosa muy diferente aprovecharse de la gente y poner un precio desorbitado a algo que realmente no lo vale. Esta claro que cada cual quiere sacar el máximo beneficio de lo que hace y que si puede ganar 11 en vez de 10 pues lo va a intentar, ¿pero no pensáis que esta guerra de tarificaciones dinámicas no actúa como inflación en la que todos pagamos justos por pecadores?
También es cierto que en el sector turístico se juega mucho con las incertidumbres y los costes fijos meten miedo a cualquiera. Por lo que se hace lo que haga falta para llegar al punto muerto y empezar a ganar, que para eso estamos aquí todos, aunque lo de la felicidad sea muy bonito.
La impresión que me da después de salir por la puerta de la cafetería y después de trabajar en comercialización hotelera, es que en la intermediación está el pedazo de tarta más grande, y ni tanto el que lo produce, ni tan siquiera el que lo pone al servicio al cliente es quien se lo lleva, es otro que apenas se mancha las manos.
En conclusión y tras esta pequeña y humilde reflexión, no soy ni partidario ni de los chollazos a 6 meses ni de las clavadas de última hora. Entiendo a todas las partes, pero poniéndome del lado del cliente, también hay que entender que no merecemos pagar un sobreprecio porque hace un año alguien pago el hotel de saldo o el asiento por 4 duros.
¿Que opinas del Revenue como profesional y también como cliente?
2 comentarios
Me gustaría compartir esta definición del Revenue Management:
«Hoy en día, el revenue management está reconocido como uno de los pilares de la gestión de un hotel y su aplicación es indispensable para la optimización de ingresos. El objetivo del revenue management es maximizar ingresos durante periodos de tráfico alto y maximizar tráfico en períodos de ingresos bajos. Supone alcanzar la mayor rentabilidad posible para la empresa, al tiempo que proporcionar el mayor valor o utilidad al cliente.»
Teniendo en cuenta esta descripción, lo importante es seguir las bases del revenue sin traspasar la barrera entre la optimización de precios y el aprovechamiento de altas demandas de una forma contraproducente para el cliente, pieza clave en este intercambio.
Totalmente de acuerdo con la definición que nos comentas, pero la línea entre la optimización y la abuso es muy muy delgada. Un saludo