La ciudad es nuestra es una serie basada en el libro homónimo de Justin Fenton. Resulta complicado no retrotraernos al Baltimore de la maravillosa The Wire. Mucho despacho policial, copas en antros de mala muerte, droga, persecuciones…. Para tener tiene hasta algunos actores que también aparecían en The Wire para construir un relato coral en que la corrupción policial conforma el hilo conductor.
Si buscamos un «mini The Wire» vamos de culo, la primera diferencia surgen en la cantidad de capítulos, en total 6 los cuales ayudan a relatar un caso real del libro de Fenton. La serie se contruye entorno a la unidad de la policía de Baltimore llamado el GTTF (Gun Trace Task Force) y al abuso de poder, que consiste básicamente en robarle dinero a la gente, especialmente a los habitantes afroamericanos de los barrios bajos. No llega a la tensión y suspense de The Wire porque está organizada más como una larga serie de flashbacks a partir de interrogatorios.
La serie tiene estructura que va y viene en el tiempo, construida entre principios del 2000 y el 2017 en el que salió todo a la luz tras años de investigaciones internas. El «protagonista» de la historia es Wayne Jenkins (Jon Bernthal). Tipo duro donde los haya, su papel de Frank Castle en The Punisher seguro le ha servido para entrenarse en el papel de «puto amo» que también tiene en esta serie. Este personaje (Jenkins) aterriza en el GTTF allá por 2003 y pronto se gana a «pulso» de lider carismático, uno de los ejes sobre los que se construye la historia y sobre lo que recala la punta del iceberg del entramado de mierda que hay bajo la alfombra.
La serie te plantea controvertidas reflexiones basadas sobre todo en; abuso de poder, el riesgo-coste de ser policía en un lugar como Baltimore, la presión a la que se ven sometidos los «jefazos», la vulneración de los derechos, el racismo, el dato frío…muchos factores que construyen una serie intensa y que te sumerge en la sórdida atmosfera de la calle, de unos hechos reales muy realistas y que te hacen posicionarte en la razón de unos y otr@s.
Prepara una cerveza fría, ponte el aire acondicionado para no morir en el intento y disfruta de este pequeño milagro para lo pesimistas que pensábamos que después de The Wire no había esperanza.